Sabés que uno de los efectos colaterales del "nadie me quiere" y el "a nadie le importa lo que hago" es que me encuentro planeando cosas como irme a México en junio y a León, España en agosto sin sentir ninguna culpa ni necesidad de esperar a nadie. No se me ocurre planearlo con nadie y si pienso en compañía es alternativa y no imprescindible. No sé si descubrirlo y anotarlo me hace tremendamente feliz o me devuelve a la confortable zona culposa.
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