martes, 21 de febrero de 2012

Bello, inútil y secreto

Qué bello está quedando el más inútil de mis blogs secretos.
Quizás ponga con letra blanca o más negra las reflexiones sobre la escritura que ocupan mi columna de la derecha.
Me gusta mucho esta transparencia de árboles que le encontré a la plantilla. Es como no escribir en un plano sino en el aire, entre las hojas verdes no las blancas.

Que sea real

Magdalena siempre ha leído. Libritos de niña que le compraba mamita. Cuentos de escuela primaria. Todo normal hasta la adolescencia. Cuando me pidió (¿me lo pidió ella o se lo traje yo por recomendación de mis alumnas de su edad? Quizás fui yo misma la que sembró aquel primer germen...) Absurdah (Creo que yo se lo nombré y ella ya lo conocía de nombre y a mí me pareció lindo regalárselo. Estoy segura de que yo lo compré y se lo traje y fui feliz dándoselo a leer) yo no sabía que iba a pasar los siguientes años (de sus 14-15 a sus actuales 17) pidiéndome libros "como ese" porque dice que acá, en casa, en mis nobibliotecas, "no hay nada para leer".
No quiere ficción porque "son mentiras". Acaba de terminar El abanico de seda de Lisa See y, aunque le gustó, dice que "la vieja boluda me dice al final que inventó todo, que investigó pero que si se equivocó algunas cosas es por su culpa". No hay modo de convencerla de que eso es la literatura.

Preñada eternamente

Cuando leo, cuando leo cosas que me exitan, que me rebalsan, que me fecundan, que hacen que todo crezca y se agite nuevo dentro mío (Ahora, por ejemplo, leo Soy un bravo piloto de la nueva China), pienso que voy a sentarme en mi escritorio, en la vieja Pentium 1 que uso como máquina de escribir (en oposición a esta nueva, escolar y manipulable net que uso para bloguear, para feisbuckear) y voy a escribir-reescribir-continuar mi propia novela (ésta que NO estoy escribiendo ahora o cualquiera de las anteriores que dejé por la mitad, por la cuarta parte, por la décima) con todo aquello que madura, que nace, que se reproduce en mí.
Y no. Me repongo del encuentro amoroso, me quedo con todo adentro. Y no hay parto. No.

lunes, 20 de febrero de 2012

Mezcla explosiva

Ayer leí: dos capítulos de Cuarteles de invierno de Osvaldo Soriano, dos capítulos de El vuelo del tigre de Daniel Moyano y dos de Moby Dick de Melville. Anoche lo dejé reposar. Hoy le agrego Soy un bravo piloto de la nueva China de Ernesto Semán.

Me gusta leer así: a lo loco. Me doy cuenta de todo lo que ha estado en mis estantes mirándome durante tanto tiempo y yo sin avivarme de nada. Noto las combustiones de papeles entrechocándose en mis nobibliotecas, incluso a través de casas distintas, d emudanzas en baúles de autos y en camiones, hasta producir este encuentro de hoy. Que saca chispas. Que arde.