sábado, 30 de noviembre de 2013
Desaparecer
A veces quisiera hurtar mi cuerpo a las miradas. Que nadie me vea ni me oiga ni opine ni diga ni sienta ni ná. Otras veces lo que odio es exactamente eso: Sentirme como un fantasma cuyos deseos y necesidades nadie registra.
No sé
A veces, de a ratos, de un día para otro o en el mismo minuto, confundo tristeza y depresión, soledad y malhumor, deseo y rechazo, miedo y ansiedad.
martes, 12 de noviembre de 2013
La novela luminosa
Leo el "Diario de la beca" que ocupa las primeras 450 páginas anteriores a "La novela luminosa" y me salgo de mí misma. Los sueños de Levrero con la muerte y lo fantasmal son geniales. Él mismo habla de sueños semejantes en una de sus alumnas. Y yo me anotaría tan gustosa en la lista de los que, en palabras de Einstein que el mismo Levrero cita, nos percibimos como individuos nada más que por ilusión óptica.
Amigo lector
“Amigo lector: no se te ocurra entretejer tu vida con tu literatura. O mejor sí; padecerás lo tuyo, pero darás algo de ti mismo, que es en definitiva lo único que importa. No me interesan los autores que crean laboriosamente sus novelones de cuatrocientas páginas, en base a fichas y a una imaginación disciplinada; solo transmiten una información vacía, triste, deprimente, y mentirosa, bajo ese disfraz de naturalismo. Como el famoso Flaubert. Puaj.”
Mario Levrero.
lunes, 23 de septiembre de 2013
Hace mucho que
No escribo ficción. Pero siento que un día voy a "hacer pum" como le decía a Magda en plena pubertad. Un día de estos me siento y vomito 15 novelas y 148 cuentos.
Etiquetas:
Cuando me ponga a escribir seriamente
sábado, 2 de febrero de 2013
Es mucho para una madre
Rafa, después de ver El gran pez (que yo no vi todavía y él dice que está buenísima) me dijo que tenía ganas de leer algo que "Le cambie la forma de ver las cosas" (???), algo de alguien "inteligente pero bien", alguien que "esté confundido pero no boludo" (????). Se me entraron a cruzar los cables literarios y los maternales y le ofrecí:
El juego de Ender
Duna
Un mago de Terramar
La saga de los confines
Alicia en el país de las maravillas
La naranja mecánica
Cuna de gatos
Los viajes de Gulliver
El principito
El tigre de la Malasia
El mundo de Sofía
Humanos
Los niños de Darwin
No sé si hice bien. Opciones no le van a faltar... O sí. Anoche empezó La naranja mecánica.
Psicopateada materna para todos y todas
El otro día, en un momento de climax discutidor le digo a Rafa: "Si al menos estuvieran contentos laputaquelosparió, ¿es mucho pedir que estén contentos?"
Anotemos trucos
Una de las cosas que me pareció genial en las novelas de Muñoz Molina es que aparecen personajes algo fantasmales, cuyas historias se aluden apenas, de refilón y luego se van completando durante otras apariciones para sorprenderte con el sentido de esa vida "secundaria" (un vecino, un almacenero, el amigo de un amigo) recién en el final.
Buen efecto de tensión, sin llegar a ser suspenso, efecto de rompecabezas que se completa.
Autoficción
Todo enero estuve leyendo a Muñoz Molina: Carlota Fainberg como tema de monografía para Española III me llevó a El jinete de la luna (en mi propia biblioteca) y El jinete polaco y Beatus Ille (en mercado libre). Muy impactante, movilzador que le dicen. Al final de Beatus Ille, Rafa me pescó llorando sobre el libro (le tuve que contar un poco para que me creyera que era sólo por eso).
También aprendí que la "autoficción" es un género en sí mismo, que muchos autores se han puesto a sí mismos (o sus nombres) como personajes en sus narraciones.
Y Muñoz Molina retoma genialmente su infancia, su juventud y las historia de toda su familia magistralmente. Deberían haberme dado ganas de seguir con Paulita y la tía Inés.
Capas de una misma
Hace meses que no vengo por aquí. Se ve que lo interior está tan expuesto como para aparecer en feis o en Lunes por la madrugada o en Dígame licenciada o hasta en Paula Poeta.
O que estoy rumiando tanto que no sale por ninguna parte.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)