Mi derecho a quejarme y a exigir

 Ante gente de mierda que dice ser mi amiga y me hace sentir como el orto.

Manga de psicópatas, vampiros emocionales, envidioses al cuadrado, forres, soretes.

Vuelvo a mi casa

 A dos meses de transplantada. todavía inquieta, asustada, pendiente de las puertas, de la calle, de los perros, de las gatis, de mijita que vuelve a dormir acá hasta que le entreguen su nuevo alquiler, de mijito en su dpto del fondo que no me deja ser llorona, del otro que me acompaña y me consuela con martillo y agujereadora, la semana pasada, haciendo mucha fuerza, me fui a Jujuy. 

Tenía ganas de ver a mis jujeñes y de lograr la lentitud y la tranquilidad que siempre me da Jujuy. Me fue bien, presenté libro, abracé gente hermosa, vendí ejemplares y debatí ponencias propias y ajenas. Pero no logré enjujeñamiento pacifista. Sigo ansiosita pero noto un cambio en el regreso: esta es MI MI MI casa, mi lugar elegido y armado, amado, central.

Mejoraré.