sábado, 30 de noviembre de 2013
Desaparecer
A veces quisiera hurtar mi cuerpo a las miradas. Que nadie me vea ni me oiga ni opine ni diga ni sienta ni ná. Otras veces lo que odio es exactamente eso: Sentirme como un fantasma cuyos deseos y necesidades nadie registra.
No sé
A veces, de a ratos, de un día para otro o en el mismo minuto, confundo tristeza y depresión, soledad y malhumor, deseo y rechazo, miedo y ansiedad.
martes, 12 de noviembre de 2013
La novela luminosa
Leo el "Diario de la beca" que ocupa las primeras 450 páginas anteriores a "La novela luminosa" y me salgo de mí misma. Los sueños de Levrero con la muerte y lo fantasmal son geniales. Él mismo habla de sueños semejantes en una de sus alumnas. Y yo me anotaría tan gustosa en la lista de los que, en palabras de Einstein que el mismo Levrero cita, nos percibimos como individuos nada más que por ilusión óptica.
Amigo lector
“Amigo lector: no se te ocurra entretejer tu vida con tu literatura. O mejor sí; padecerás lo tuyo, pero darás algo de ti mismo, que es en definitiva lo único que importa. No me interesan los autores que crean laboriosamente sus novelones de cuatrocientas páginas, en base a fichas y a una imaginación disciplinada; solo transmiten una información vacía, triste, deprimente, y mentirosa, bajo ese disfraz de naturalismo. Como el famoso Flaubert. Puaj.”
Mario Levrero.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)