sábado, 4 de mayo de 2019

Tengo que canalizar mi bronca

Siento tanto odio por tantas situaciones, tantos encierros, tantas agachadas, tantas traiciones, tantos olvidos y cobardías de gente en la que confié plenamente, que podría compararme con el genio de la lámpara que esperaba que alguien lo libere: los primeros 100 años prometía cumplir a su salvador todos los deseos, los segundos 100 años seguía aumentando las bondades para quien lo liberara, pero pasados 500 años juró que mataría al idiota que destapara la lámpara y diera rienda suelta a su rencor acumulado.

Lágrimas negras

Estaba cantando esta hermosa canción y deslumbrada por la variedad de ritmos con que se puede hacerla, intentando en mi guitarra el son cubano y la rumba flamenca y los arpegios, tratando de olvidarme del olvido, o de la postergación o de la suspensión o del no sé qué carajos le pasa (no le pasa) conmigo a la única persona con la que creía realmente comunicarme de igual a igual. Pero entro a este blog casi secreto y me encuentro a mí misma diciendo esto mismo hace dos meses y pico. Para que vean (vea yo) que me repito y no entiendo y que, por otro lado, no es que yo sea impaciente o demandante con les demás sino que, realmente, ella lleva mucho tiempo fallándome. O, al menos, si logro evitar el rencor y el juicio moral, lleva mucho tiempo haciendo que me ponga triste. O, al menos, no dándole alegría a mi corazón.