Vengo tratando de registrar como se diluyen mis preocupaciones. Lo que más me preocupaba era estar tan preocupada sin motivo, tan asustadita, tan poco relajada cuando debería y mandato de relajo y felicidad lo empeora todo.
Ahora me di cuenta de algo muy puntual que me preocupaba en la otra casa y ya me lo olvidé: el olor a perro, a encierro, a humedad, no sé a qué que, según Magdalena, había eternamente en mi casa. Nunca lo solucioné, nos muudamos y ya no es un problema, los perros duermen afuera, Inés que meaba por todos lados se murió, esta casa es más aireada y no hay humedad.
No tengo ganas de escribir la moraleja sino de describir no más los síntomas.