La casa me gusta, no extraño casi nada (solo a Lolita y su calor incomparable al de este aire acondicionado ruidoso o este tiro balanceado escolar), pero estoy como ansiosa, como descolgada, asustada, pendiente de que algo malo vaya a pasar porque me olvidé de algo. Vicios de la no costumbre del éxito. Ya pasará.
(Iba a decir que mis hijes son infumables, no me tienen paciencia, son unes ingrates y no vienen a sostenerme el culo, pero es mentira y si fuera verdad, les perdono)
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