lunes, 14 de diciembre de 2020

Intensidad: Diferencias y perdones

 Me pongo muy triste cuando mis hijes, les tres, me quieren menos de lo que yo a elles. Lo digo y ya se me pasa la angustia porque sé que es mentira y porque sé que es diferente aunque yo quiera que sea ida y vuelta. Me meto la ansiedad y la necesidad en el toor y les amo más.

Me deprimo muchísimo cuando mis amigues, de la primera a la última, en toda mi vida, incluso la que nunca me iba a cagar y ya desde arriba de un poste, me quieren menos de lo que yo a elles. Y no me cultiven la amistad y menosprecian mi entusiasmo y se esconden de mí o me postergan por cosas como familia o pareja o envidia o rivalidad o pedorrez imperdonable.

Me digo a mí misma que lo que necesito es pareja, pareja pareja, amor amor, del ida y vuelta y a partes iguales que nunca conocí en mi vida. Y me respondo que llegará si quiere llegar pero jamás me conformará ni conformaré con premios consuelos. Y me digo que tampoco existe así de total como es mi deseo. Y que soy una densa.

Y me deprimo más por autoinsultar lo mejor de mí. Que la paso genial conmigo misma pero deseo compartir y admirar a otre y no estar descendiendo de las alturas de mi delirio para equipararme a nadie sino admirar y volar con otres.

Les que nunca me decepcionan son mis maestres de música. Pero es otra relación, les admiro muchísimo y elles a mí, nuestro arte y nuestros crecimientos. Y pienso que debería de dejar, yo, de sentir la falta y disfrutar lo lleno. Que lo disfruto pero para qué joda con totalidades y más.

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