Rafa está trabajando hace dos meses en un bar que no conozco. Me cuenta de a ratos, nunca como si tuviera que rendirme cuentas. Se lo ve contento y más comunicativo conmigo. Hasta cambió manías de asustar a mamita sacando a los perros a la calle.
Pero es tan difícil apagar el botón de alerta de la maternidad temprana, hecha cayo, desviada, jubilada, nunca apasciguada...
Veo que llegó y se fue a dormir pero no está su bici. Pienso si se la robaron y se tuvo que venir a pata, si se le rompió de nuevo, si se va a deprimir porque capitalismo y objetos con caducidad programada o si se va a poner a teorizar sobre el robo como práctica normal y aceptada. No me animo a preguntarle. Cuando me animo: " La dejé en el trabajo porque de ahí me fui a otro lado".
La vida es tan sencilla si una no se enrosca...
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