lunes, 30 de enero de 2017

Sin wasá

Mucha gente me dice que tengo que tener celular con wasap. Que me una a la tecnología, que así no me entero de nada, que tengo que estar conectada con el mundo, que les gustaría hablarme o mandarme cosas más inmediatamente. Y esta mañana, cuando me desperté sola en la cama y en la casa como hace un par de meses, vi mi pequeño celu del 2008 apagado y entendí la sensación que evita la gente: wasap te crea la ilusión de estar siempre con el otro, de tenerlo en esa pequeña pantalla, de que siempre esté disponible y te quiera. Parece que el wasap cura esta sensación tan injusta, tan desagradecida hacia la gente que de verdad te quiere, de estar sola y no importarle a nadie.

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