viernes, 6 de enero de 2017
Mijita lejana
Hoy es el cumple de Magdalena. Hace dos meses se mudó acá a 15 cuadras con dos amigas del laburo. Y mi orgullo, mi admiración, mi alegría por sus logros y su independencia y creatividad no alcanzan a curarme la tristeza de no verla todos los días. Estoy insoportable. Siento todo el tiempo que he sido rechazada, dejada, olvidada. Cada gesto de ella me parece un gesto de desprecio, de reproche porque soy demasiado vistosa, demasiado ruidosa, demasiado egocéntrica y no me pongo a un costado como madre abnegada. Soy muy injusta porque hasta siento que ni ella ni su hermano menor (Julián ya sabe cómo evitarme estos dolores) puede quererme como me merezco.
Cualquiera que haya sentido alguna vez el nudo de angustia que me cierra en este momento la garganta podrá comprenderme y perdonarme.
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